Dela, cuéntame tu experiencia de superación del cáncer:
No sé ni por dónde empezar. He tenido dos experiencias diferentes con 2 cánceres primarios; uno en 2013 y el otro en 2018. Ambos cánceres llegaron silenciosamente y de forma inesperada y me atrevo a decir que de forma misteriosa y mágica. Sé que una enfermedad no es una experiencia mágica de ninguna manera, pero personalmente, lo experimenté de esa manera y me gustaría compartir mi experiencia desde ese ángulo particular, con la esperanza de arrojar luz sobre cómo uno puede a veces enfrentar desafíos tan importantes en la vida. Espero que pueda ser útil.
El cáncer de tiroides me sorprendió en diciembre de 2013. De regreso de un viaje a Guatemala, una amiga que vino a visitarme me dijo; ‘Dela cuando hablas siento que hay algo en tu garganta‘. Por alguna razón mi intuición me susurró que debía hacer caso a sus palabras e ir a comprobarlo. Efectivamente, el médico me confirmó que tenía un carcinoma papilar de tiroides en estadío 3.
Después de la operación en la que me extirparon la tiroides, comenzó mi reto de equilibrar mi metabolismo mediante medicación, que sigue presente ahora. Es un reto diario encontrar la armonía y el equilibrio en el cuerpo.
En este desafío, lo que más me ayudó y me sigue ayudando hoy es mantenerme mentalmente positiva a toda costa, permitiendo al mismo tiempo sentir y procesar los sentimientos difíciles. Debo confesar que no ha sido una tarea fácil de dominar, pero finalmente estoy en un lugar donde mi cuerpo se siente tranquilo y equilibrado.
Otra gran herramienta ha sido la meditación, la oración y una profunda convicción de que todo está bien aunque no lo parezca. Que ni el cáncer ni ninguna enfermedad pueden definir quién soy realmente en mi corazón y en mi alma, ni tienen por qué ser una sentencia de muerte. Sigo siendo yo y sigo estando aquí.
El segundo cáncer primario vino a visitarme en 2018. Recuerdo vívidamente que mientras dormía, estalló una tormenta eléctrica en Madrid. Recuerdo con precisión la hora eran las 3:15 de la madrugada cuando me desperté por el fuerte sonido del trueno y al sentirme sobresaltada me llevé la mano al pecho derecho y en ese momento detecté un nódulo palpable. Cuando lo examiné con mi médico, no sólo había uno, sino dos nódulos malignos de distintos tipos en mi pecho derecho. El segundo era uno de los más agresivos que hay (ER+) pero por suerte muy pequeño. Querían operarme dos semanas más tarde, pero ese susurro intuitivo y familiar que me ha acompañado desde niña me dijo firmemente que esperara un poco más. Así que pedí que me operaran dentro de tres semanas en lugar de dos. Durante esas tres semanas inusuales, simplemente entré en mi interior y con gran convicción puse toda mi concentración en rezar y visualizar. También inicié un diálogo interior bastante íntimo con el pequeño nódulo más agresivo, diciéndole que en realidad no lo necesitaba conmigo y que ya podía marcharse.
Además, empecé a investigar exhaustivamente sobre nutrición (suplementos, alimentos, ejercicio, rutinas diarias, pensamientos, etc.) que me ayudarían a combatir el cáncer. Fueron tres semanas muy surrealistas de profunda e íntima contemplación con la vida y mi propia existencia en ella.
Después de estas tres semanas por fin me operaron y curiosamente, de los 2 tumores malignos, el más agresivo no se detectó en la biopsia. Los médicos no podían entender lo que había pasado pero este pequeño tumor agresivo que venía a por mi vida había desaparecido por completo.
Tengo mis propias interpretaciones de lo que ocurrió allí. De nuevo, no pretendo ser un ejemplo para nadie sino sólo compartir con vosotros mi experiencia personal.
Ahora, libre de cáncer por más de 5 años, lo que estas dos experiencias me enseñaron es que somos MUCHO más poderosos de lo que creemos. A través de mi viaje entonces y todavía hoy en todos los aspectos de mi vida he descubierto cómo a veces es importante rendirse a lo que es y dar un paso en la confianza radical. Creer en el inmenso poder de la mente y en la profunda convicción del corazón. También aprendí la importancia de vivir una vida clara y coherente que resuene con tu alma, porque el alma siempre puede guiarte hacia la salud y la libertad interior.
Mi alma no quería marcharse y por eso sigo aquí con un profundo sentimiento de gratitud por cada amanecer del que tengo la suerte de formar parte.
Sé a ciencia cierta que estas dos experiencias han sido y siguen siendo una profunda enseñanza para mí hasta el día de hoy.
He aprendido firmemente que no hay que dar nada por sentado. Que sentir es sanar y ha sido mi misión desde entonces sentir tanto como encuentre valor en mí para sentir en mi vida. Conectar más con la plenitud de la vida y no permitir que la neurosis de la mente se apodere de mi existencia. Apreciar las cosas pequeñas y sencillas, como tomar una taza de té de jazmín por la tarde con una amiga o acariciar a mi perrito. Saborear una manzana o un buen vino. Disfrutar de un arroz sin tomate. Conectar con un compañero del alma y compartir, llorar y reír a carcajadas. Y la lista es larga..
También he aprendido y sigo aprendiendo que hemos venido a este mundo simplemente para ser nosotros mismos y nada más. Estamos aquí para explorar esta cosa mágica pero desordenada llamada vida. Y aunque a veces el camino pueda estar lleno de baches, la profunda convicción de creer en tu ser interior puede ayudarte a seguir adelante con gracia y convencimiento de que la vida es muy valiosa y merece la pena luchar por ella.
Espero que este compartir íntimo por mi parte pueda también picarte un poquillo para mirar dentro y encontrar esa fuerza interior natural que reside en ti. A escuchar mucho más a tu alma que a las inseguridades que todos llevamos dentro. Al final, la elección está dentro de nosotros.
Dela